domingo, 7 de agosto de 2011

El idioma de Dios



En este día, comenzaremos un ciclo de aproximadamente 9 entradas en lo que abordaremos lo que constituye sin duda uno de los pilares más importantes de nuestra vivencia cristiana: la Santa Eucaristía (Misa), que, como lo dice el Concilio Vaticano II, es el manantial y la cumbre de la vida de la Iglesia.
Ordinariamente utilizamos la palabra “liturgia” como sinónimo de Misa. Si bien toda Misa es parte de la Liturgia, no toda la Liturgia es la Misa (tenemos los otros seis sacramentos, ritos de consagración y oraciones que también son liturgia).
Liturgia proviene del griego y significa, en términos generales, “deber público” o “servicio público (del pueblo). No es mi intención hablar sobre la evolución histórica del término y cómo pasó de la costumbre griega a la religión, por lo que diré solamente que podemos entenderla de la siguiente forma:

«Los ritos, ceremonias, oraciones y sacramentos de la Iglesia ya establecidos, que, por decirlo de algún modo, se realizan “oficialmente” (es decir, a nombre de la Iglesia) y son presididos por un obispo, sacerdote o diácono y siempre en comunión con toda la Iglesia».

Si lo queremos hacer más claro, la liturgia no es otra cosa que cómo dialogan (el idioma) Dios y la Iglesia (cada uno de nosotros), cómo se relacionan entre ellos. Como idioma-lenguaje hay toda una riqueza de signos y símbolos que, si no se conocen, impedirán una comunicación efectiva entre ambos.
¿Cuál es el idioma de Dios? Si Dios es invisible y si Dios no tiene cuerpo, ¿Cómo nos podemos comunicar con Él y Él con nosotros, que tenemos cuerpo? Dios mismo ha sido quien ha tomado la iniciativa y nos ha hablado en nuestro propio idioma: su Mensaje, su Palabra, su “Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14): Jesús es la Palabra de Dios, Palabra de salvación, es el Mensaje de Amor que el Padre nos tiene y nos lo ha expresado por medio de la Encarnación de su Hijo que ha tomado un cuerpo como el nuestro y así nos habla en nuestro idioma.
Toda celebración litúrgica utiliza signos, que son formas de comunicación entre Dios y los hombres: cada elemento en la celebración litúrgica tiene un significado. Principalmente hay cuatro tipos de signos:
a)    Las personas: asamblea (el pueblo que se congrega para celebrar), el presidente (es el sacerdote que dirige la oración de la comunidad) y los ministros (que desempeñan algún servicio).
b)    La palabra y el canto.
c)    Las acciones, los gestos y los movimientos,
d)    Los lugares, elementos y objetos.

Acciones, gestos y movimientos.

Nosotros tenemos un cuerpo y un espíritu. Cuando oramos, pensamos que sólo debemos orar con el espíritu, pero el hombre no es cuerpo y espíritu separados, sino juntos. Por eso, debemos aprender a orar con el cuerpo y con el espíritu. Las acciones, posturas, gestos y movimientos son formas de orar con el cuerpo.
Hay cuatro posturas principales:
a)    De pie: Expresa la dignidad de un ser libre; respeto y atención; también una disponibilidad activa. Es signo de oración, de resurrección: el que estaba muerto se ha levantado nuevamente a la vida.
b)    Sentados: facilita el escuchar cómoda y atentamente al que habla.
c)    De rodillas: Humildad y pequeñez, en especial oración individual.
d)    Caminar: Significa ir avanzando poco a poco hacia la Patria celestial.

Los demás elementos los iremos analizando en las siguientes entradas.

1 comentario:

  1. Hola Toño:

    Como comentas, la misa es una forma de comunicarnos con Dios. Aunque a veces algunos no entienden.

    Saludos

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